Uno di noi

Nunca bien ponderado, ninguneado en el siempre áspero terreno musical, receptáculo incluso de lamentables y míseras cuchufletas, el artista Rocco Torrebruno Orgini, Torrebruno a secas, se merece, y tanto, su parcelita en nuestro blog. Los domingos, en Pulpos y Jardines, ya lo saben, salimos por las tardes a cortejar a las muchachas más bellas del barrio. Un paseo por el Retiro, la última de Belmondo en el Benlliure y, si se tercia, un combinado en la boite de moda. Bailamos fox-trot, slow rock, acaso algo de ese ritmo brasilero que se empieza a poner de moda. La bossa nova, le dicen. Es que somos modernos y españoles. Eso del cuplé nos suena como algo rancio. Y si pinchan a Don Rocco, incipiente italo ye-yé, pues hasta nos hacemos creyentes, oiga. Aquí le tienen sonando en mi tocata allá por el año 1964, en prodigioso vinilo de cuatro canciones a la mayor gloria de -¿quién sino?- nuestra más ibérica y montaraz discográfica, la simpar Belter.